¿Cuál es la importancia de la propiedad intelectual en la protección de las nuevas variedades de cannabis destinadas a uso medicinal o industrial?
Si me permites, me gustaría empezar con un poco de pedagogía y explicar algunos principios básicos para no iniciados: La propiedad intelectual, como concepto amplio, en el caso de las plantas no es muy diferente al que conocemos de una obra literaria, o de una patente, una obra musical u otra invención, que siempre tienen una autoría. Se refiere a los derechos legales y morales que tienen los nuevos desarrollos de cultivos. Una variedad vegetal se considera como nueva cuando puedes demostrar que es distinguible de otras, es estable y es única.
A las personas que desarrollan variedades nuevas con características deseables por el mercado, mediante cruzamientos de parentales o con técnicas más avanzadas, los conocemos como obtentores o mejoradores, y son una pieza clave del proceso de creación. Podríamos asimilarlos a un escritor o a un inventor. Sin mejoradores, no habría nuevos desarrollos y la agricultura estaría estancada y sin plantas que fueran cada vez más interesantes para el propósito que persiguen.
Que exista propiedad intelectual permite a los obtentores controlar el uso y la distribución de esas variedades vegetales, y permite a los cultivadores que se beneficien de esas mejoras que explicamos antes, por ejemplo, obteniendo mejores rendimientos, controlando la resistencias a plagas o en el cultivo de plantas con características del producto (un terpeno específico, un cannabinoide….) que son deseadas o preferidas por los usuarios de esas variedades.
Crear una nueva variedad lleva mucho tiempo y recursos, entre muchas otras cosas se deben hacer los cruces, observar la descendencia, seleccionar individuos, verificar su estabilidad, descartar aquellos individuos que han heredado caracteres indeseables… y todo esto es un proceso muy costoso y largo. Preservar la propiedad intelectual es crucial para proteger las nuevas variedades de Cannabis sativa L., ya que asegura que los desarrolladores puedan recuperar sus inversiones a través de las licencias de explotación en sus múltiples modalidades. La protección varietal y los derechos del obtentor permiten a los creadores tener un control exclusivo sobre sus variedades, incentivando la investigación y el desarrollo de nuevas variedades.
¿Cómo se puede equilibrar la protección de variedades de cannabis mediante propiedad intelectual con el acceso global a la genética y el conocimiento tradicional?
Al igual que en otras especies vegetales, existe mucho material vegetal de cannabis de uso tradicional, completamente libre y que nunca ha sido registrado. De hecho la mayor parte de los materiales comerciales disponibles en la actualidad no ostentan ninguna titularidad de propiedad intelectual y podrían multiplicarse libremente porque simplemente no tienen dueño, o mejor dicho, sí que lo tienen, pero nadie ha reclamado su autoría.
Al contrario que en muchas especies vegetales de interés económico, como los frutales u otras especies hortícolas, no existe una gran tradición en la protección de la planta de cannabis por razones evidentes: los mejoradores y los cultivadores eran clandestinos al trabajar con una planta prohibida que además produce una sustancia controlada. No se permitía su cultivo legal por restricciones regulatorias internacionales, y, por tanto hasta muy recientemente no han aflorado actividades de protección de variedades, excepto en cáñamo.
La biodiversidad es la herramienta del mejorador, por tanto, que existan variedades libres y existan intercambios de genéticas entre mejoradores seguirá moviendo la innovación, se protejan o no los resultados, por lo que creo que seguirán coexistiendo variedades libres, novedosas o tradicionales, y variedades protegida. El incentivo de mejorar una planta siempre aumentará si el obtentor obtiene un retorno justo a sus esfuerzos a través de mecanismos de comercialización de licencias de uso de genéticas novedosas.
¿Qué desafíos legales enfrentan las variedades de cannabis en términos de protección intelectual en comparación con otros tipos de cultivos
Los mejoradores de plantas de cannabis no pueden ser percibidos como potenciales delincuentes, y es injusto que tengan que operar bajo una normativa restrictiva al máximo. Yo principalmente señalaría la dificultad de obtener autorizaciones administrativas de cultivo, también para generar nuevas variedades, y que éstas permitan desarrollar actividades de I+D+i que requieren la utilización de infraestructuras con altísimas exigencias de seguridad, usos de laboratorios especializados, o herramientas moleculares que no están al alcance de todas las empresas.
La transferencia de materiales para hacer cruzamientos con estrictas normas fitosanitarias, además de las administrativas, entre jurisdicciones distintas, es inevitable, pero pienso que es un mal menor. Creo que la colaboración e interacción entre el conocimiento tradicional de los cultivadores clásicos con centros de excelencia científica en mejora de plantas, que suelen ser de titularidad pública, debería ser la práctica habitual para desarrollar mejores variedades en el futuro, y eso es una tarea difícil hoy en día con la restrictiva legislación en materia de cultivo de cannabis en muchos países, que juega en contra de la generación de propiedad intelectual de calidad.
Eliecer López Jiménez
Ingeniero Agrónomo
Director de Desarrollo
GreenBe Pharma