El cannabis es considerado tanto producto farmacéutico como agrícola. Para garantizar su calidad, seguridad y eficacia, estas industrias cuentan con altos niveles de regulación. Existen dos marcos regulatorios clave que rigen estas industrias: las buenas Prácticas de Manufactura (GMP) y las Buenas Prácticas Agrícolas y de Recolección (GACP).

Las regulaciones GACP controlan las actividades realizadas en una planta durante su cultivo o crecimiento hasta su cosecha, para asegurar que las plantas conserven su eficacia, seguridad y altos estándares. Cubren aspectos como la calidad del suelo, las prácticas de cultivo, el control de plagas, los métodos de cosecha o el procesamiento posterior a la cosecha. El cumplimiento de GACP garantiza la producción sostenible y la trazabilidad de las plantas medicinales y ayuda a mantener la calidad y seguridad de los medicamentos a base de hierbas disponibles en el mercado de la UE.

Las regulaciones GMP describen los principios y procedimientos para fabricar y controlar la calidad de los productos farmacéuticos garantizando así la consistencia y el cumplimiento de los estándares de calidad requeridos. Cubren aspectos como el diseño de las instalaciones, la validación de los equipos, la documentación o las pruebas de productos. El cumplimiento de GMP es obligatorio para las empresas farmacéuticas que operan dentro de la UE y para aquellas que exportan productos a los mercados de la UE.

La Agencia Europea del Medicamento (EMA) y la Comisión Europea, actualizan y hacen cumplir continuamente estas regulaciones a través de inspecciones, auditorías y pautas para mantenerse al día con la evolución del conocimiento científico y los avances tecnológicos.

 

*NOTA: Nuestras informaciones están basada en estudios científicos o divulgación, si estás pensando utilizar cannabis, por favor, consulta con un médico especialista.